Herbert Marcuse: El pensamiento Negativo y la Lógica de Protesta Derrotada.

Por: Lic. Ramón A. Martínez Henríquez (ramon_m01@hotmail.com)

Marcuse nos presenta la razón como aquel poder subversivo, que de una manera u otra se encarga de establecer como razón teórica y práctica, la verdad para los hombres y las cosas. Así también como el universo totalitario de la racionalidad tecnológica es la última transmutación de la idea de razón, puesto que la racionalidad que hoy impera en esta época contemporánea está cargada plenamente por el poder técnico sobre las mentes y corazones de los individuos.

En esta sociedad reconocida como la civilización industrial avanzada, se da una aterradora armonía entre libertad-opresión, productividad-destrucción. Sin embargo, la lucha por la verdad es una lucha contra la destrucción, a favor de la salvación, para lo cual Sócrates constituye en Atenas un buen ejemplo. Por lo que el papel de la filosofía habrá de moverse en un universo que está roto en sí mismo, bidimensional. La apariencia y la realidad, lo falso y lo verdadero. Con lo que se interpreta que la filosofía surge como un efecto dialectico, es decir, que la filosofía se origina en la dialéctica. Viendo esto en un aspecto antropológico podemos recurrir a los griegos, para los cuales la esencia del hombre es diferente en el esclavo y en el ciudadano libre, en el griego y en el bárbaro. Por otro lado, tenemos que el “Logos y Eros” constituyen la unidad de lo positivo y lo negativo, la creación y la destrucción. En las exigencias del pensamiento y en la locura del amor se encuentra la negación destructiva de las formas de la vida establecida.

Esta sociedad industrial avanzada está organizada de tal modo que procurarse las necesidades de la vida, constituye la ocupación de tiempo completo y permanente de clases sociales específicas, que no son libres y están impedidas de una existencia humana. Lo que nos presenta Marcuse es que los desposeídos de los medios de producción que constituyen las grandes masas de los pueblos, no tienen el acceso a la vida, como debería vivirla todo ser humano, pues la explotación en este sentido, no deja espacios de ocio o recreación para quien está dedicado a las labores de servidumbre.

La línea divisoria entre el proyecto pretecnológico y el tecnológico se encuentra en la manera en que se organiza la subordinación a las necesidades de la vida, y en las nuevas formas de libertad y falta de libertad, verdad y falsedad que corresponden a esta organización. Aquí se destaca además el acceso a la verdad, que es considerado como un estado del ser, permanece como una potencialidad en tanto no sea un vivir en y con la verdad, esto cerrado al esclavo y al empleado explotado y solo dado a un grupo privilegiado con el favor del ocio a su diestra. En consecuencia, se deduce que aquellos que dedican su vida, a ganarse la vida, son incapaces de vivir una existencia humana. Hay una contradicción más que una correspondencia entre el pensamiento dialectico y la realidad dada; el pensamiento contradice aquello que es dado, opone su verdad a la de la realidad dada. La lógica del pensamiento sigue siendo la lógica de la dominación y ésta a la vez ha sido introducida en la lógica tecnológica por lo matematizable. Por otro lado, la lógica aristotélica como lógica formal es puramente analítica y con cierta esterilidad.

La lógica matemática y simbólica contemporánea al igual que la formal se opone a la lógica dialéctica, eliminándose así la crítica. Porque la subversión científica de la experiencia inmediata que establece la verdad de la ciencia contra la de la experiencia inmediata no desarrolla los conceptos que llevan en sí mismos la protesta y el rechazo. El pensamiento dialectico es acientífico, la lógica dialéctica excluye toda abstracción que deje el contenido concreto solo y marginado, incomprendido. La lógica dialéctica no puede ser formal, porque está determinada por lo real, que es concreto. Cuando el contenido histórico entra en el concepto dialectico y determina metodológicamente su desarrollo y su función, el pensamiento dialéctico alcanza la concreción que liga la estructura del pensamiento con la de la realidad.